En la esencia del I Ching se pueden encontrar las bases de la sabiduría de K´oung-tse o, más conocido en la cultura occidental como Confucio.
Para muchos estudiosos sobre el tema, tanto el confucionismo como el taoísmo, impriman al texto que nos ocupa de una trascendencia espiritual y mística que muy pocos textos, a lo largo de la historia del mundo han alcanzado.
En esta época, y en este libro, se puede ver como la búsqueda de la verdad a través del conocimiento y de la reflexión espiritual, no solo es una cuestión necesaria para satisfacer a los grandes emperadores chinos, los cuales deseaban, quizá más que las riquezas, un conocimiento inmutable y eterno.
En esencia, el confucianismo buscará desde sus mismos orígenes, también, remediar las dificultades sociales, espirituales y personales de la China del momento. El estudio del ser y de su trascendencia espiritual, muy pronto será una cuestión esencial en las grandes corrientes de pensamiento del momento.
El I Ching queda impregnado, precisamente, del valor conceptual del ser humano en cuanto a su valor espiritual. Se trata de llegar a conocer aquello que rodea al ser humano, pero también todas esas fuerzas espirituales y no tangibles que nos hacen ser lo que somos y actuar como actuamos.
Lao-Tsé, Kongzi, Kóung-Tse, o Mou Tzeu, son solamente algunos de los pensadores, filósofos, intelectuales y sabios que reflexionan sobre entidad del ser humano en un doble plano: el espiritual y el físico.
Será el taoísmo y las tesis del propio Confucio las que asienten unos valores esenciales inmutables y generales a la condición humana. En base a dichos elementos, perpetuos a lo largo de los años y a la propia condición del ser humano, se articulan los principales preceptos del momento y, como no podía ser de otra manera, pasarán al I Ching en forma de interpretación y reflexión.
Estamos, por lo tanto, ante un texto complejo de gran profundidad interpretativa y semántica. Si bien, es cierto que el texto que nos ocupa se puede considerar como una compilación de distintos conocimientos e influencias, el peso del pensamiento de Confucio es innegable.
En cada una de las explicaciones, tras cada frase y entre cada salto de línea, el libro es una clara invitación a la reflexión y a la sabiduría. Un acceso a un conocimiento tan antiguo como arcano, que nos permite escudriñar y acceder a la significación del oráculo chino, a través de la explicación de los llamados Trigramas de base y posteriormente a los hexagramas plenos, como base de la interpretación de los mensajes del oráculo.
El método presentado en el I Ching, es un camino no solo a la reflexión, a la adivinación y a la interpretación. Para muchos es también un camino hacia el auto-conocimiento y hacia una conciencia de ser y de persona, no solo en planos físicos o espirituales, sino que también dentro de un plano social. Si hay algo que preconiza el confucianismo y que aparece en el I Ching es la convivencia entre personas, la paz entre seres y la proyección del uno en el otro.
Concluiremos este artículo, reafirmando el tremendo valor del texto que nos ocupa y señalando la enorme prevalencia que, a día de hoy, aún conservan sus páginas.